INTERPRETACIÓN DRIS DEL ANÁLISIS FOLIAR
INTRODUCCIÓN
La agricultura moderna está presionada por conseguir un aumento de los rendimientos en los cultivos, es decir, necesita producir más cantidad para abastecer las necesidades cada vez más profusas de alimentos a nivel mundial. Este incremento en la producción puede realizarse ampliando la superficie de cultivo, lo cual la mayoría de las veces no es posible (terrenos en suelos no adecuados, imposibilidad de llevar el regadío en zonas con climas semidesérticos, etc), o realizando un correcto abonado que conserve la fertilidad del suelo y aumente la productividad potencial del cultivo.
PRINCIPIOS DE LA FERTILIZACIÓN
Existen tres principios generales de la fertilización, los cuales deben de tenerse en cuenta en conjunto para determinar un abonado equilibrado, funcional, económico y como no, respetuoso con el medio ambiente y la conservación y fertilidad del suelo. Estos principios son:
Ley de los rendimientos decrecientes de Mistcherlich: “A medida que se aumentan las dosis de un elemento fertilizante disminuye el incremento de la cosecha que se obtiene por unidad de fertilizante suministrada, hasta llegar un momento en que los rendimientos no solo no aumentan, sino que disminuyen”. La explicación a este axioma es que la producción debe compensar el gasto en fertilizantes.



Ley del mínimo de Von Liebig. A mediados del siglo XIX se enunció de la siguiente manera: “El rendimiento de la cosecha está determinado por el elemento nutritivo que se encuentra en menor cantidad”. Además, no podemos compensar la ausencia de un nutriente con el exceso de otro. La nutrición de un cultivo ha de realizarse equilibradamente, y las concentraciones de estos influyen en su absorción por la planta.



Ley de la restitución. Básicamente nos dice que debemos conservar el suelo de la misma manera que se encontraba antes de cultivar. Es decir, las extracciones de nutrientes que realizan las plantas del suelo han de reponerse, aunque no solo eso, ya que si el suelo poseía algún tipo de deficiencia nutricional también se debe de reponer. No solo hemos de mantener la fertilidad del suelo sino aumentarla si tenía algún tipo de deficiencia.



Para realizar la fertilización de forma correcta y cumplir en lo posible las tres leyes anteriormente descritas debemos apoyarnos en herramientas que tenemos a nuestra disposición, entre ellas están los análisis de suelo, los análisis foliares y las determinaciones visuales de deficiencias nutritivas.
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INTERPRETACIÓN DE LOS ANÁLISIS FOLIARES
La dificultad viene por establecer un método de interpretación de los resultados de las analíticas, que nos traslade la fertilización necesaria para el cultivo.
Las determinaciones visuales tan solo valen para establecer, por los síntomas que se observan en las plantas, deficiencias en su nutrición. Estas deficiencias son de tipo cualitativo, es decir, la experiencia del observador puede establecer unas pautas de fertilización según la gravedad de los síntomas.
En el caso de la analítica de suelo podemos conocer la cantidad de nutrientes asimilables por las plantas que hay, y con esos resultados (teniendo en cuenta, entre otras muchas, que variables como como el pH, la humedad del suelo, la temperatura en la zona de las raíces o la materia orgánica influyen en la disponibilidad de los nutrientes) estableceríamos las necesidades de fertilización de cada cultivo.
En el caso de las analíticas de material vegetal y foliares la determinación también es en cierto modo cualitativa, ya que, aunque se dan unos resultados mínimos y máximos para determinar la carencia o exceso de un nutriente, estos no se pueden “extrapolar” a una cantidad a aportar en un abonado.
Por ello, lo más adecuado si queremos conocer las necesidades en nutrición de un cultivo es integrar los tres métodos:
1º Realizar una analítica de suelo completa. Un técnico con el informe de laboratorio determina la fertilidad del suelo y conociendo las necesidades del cultivo establece una planificación del abonado en tiempo y cantidades.






2º Con el tiempo realizaríamos analíticas foliares que nos digan si la planta está tomando adecuadamente los nutrientes aportados en la fertilización. Hay métodos de diagnóstico como DRIS, CND o los rangos de normalidad, estos métodos están reglados para una gran cantidad de especies vegetales.
3º Con el tiempo, ir observando si hay signos en las plantas de ausencia de algún nutriente, actuando con una corrección de urgencia si se detecta visualmente.



De estos tres métodos que se han señalado anteriormente, nos vamos a centrar en los diagnósticos DRIS que son los más usuales, y de los que existen normas para una gran cantidad de cultivos.
METODOS DE DIAGNÓSTICO EN ANALÍTICAS FOLIARES. INTERPRETACIÓN DRIS
El análisis foliar o de material vegetal es utilizado ampliamente para establecer recomendaciones de fertilización y diagnosticar carencias nutritivas en las plantas.
No obstante, existen variaciones estacionales muy importantes en la concentración de los nutrientes en hoja, debido al propio metabolismo de la planta. Estas variaciones pueden resultar de hasta el 50% de un mes a otro en la concentración de algunos nutrientes. Por ello, las analíticas foliares encuentran algunas dificultades a la hora de obtener resultados válidos en todas las fases del cultivo, habría momentos en los que las concentraciones son estables y por lo tanto se pueden establecer valores mínimos y máximos de cada elemento (por ejemplo, el mes de Julio en el olivar por nuestras latitudes), y otros muchos que no.
EN QUÉ CONSITE EL DIAGNÓSTICO DRIS EN FOLIAR
El método de diagnóstico DRIS (Sistema integrado de diagnóstico y recomendación) fue desarrollado por Beaufils en el año 1973 inicialmente para el cultivo del caucho. Este método es una alternativa al sistema tradicional de proporcionar a los nutrientes de forma aislada unos valores de referencia en las analíticas, de tal manera que el diagnóstico consistía en recomendar la actuación en los nutrientes que estuvieran por debajo de los valores establecidos.
El método DRIS usa las relaciones entre nutrientes más adecuadas para establecer un diagnóstico nutricional del cultivo, además elimina el problema de la estabilidad en la concentración foliar de los nutrientes. Existen dos premisas sustanciales en el método:



1º Equilibrio entre nutrientes. Las normas DRIS señalan un equilibrio determinado entre los diferentes elementos en el material vegetal, el cual debe cumplirse para que se produzca la máxima producción.
2º Ley del mínimo. Otro de los pilares en los que se apoya es la ley de Von Liebig que dice: “El rendimiento de la cosecha está determinado por el elemento nutritivo que se encuentra en menor cantidad”.
Pero, ¿en qué consiste el método y cómo se llega a las normas DRIS? De forma somera se puede explicar que para un cultivo se comparan las analíticas foliares realizadas con los rendimientos obtenidos en las diferentes cosechas. En las analíticas que se corresponden a los rendimientos óptimos obtenemos unas relaciones entre nutrientes que se deben de cumplir para conseguir dicha producción, estas relaciones se denominan “normas DRIS”. Con estas normas se establecen índices DRIS que ordenan las normas, estos índices “puntúan” cada elemento con un número.
Los índices pueden tener valores mayores de 0 o menores de 0. Menores de cero indican que la concentración del elemento es deficiente y puede limitar la producción. Si es mayor de cero la concentración del elemento se considera en exceso. Cuanto mayor o menor sea el índice más se aleja del equilibrio.
El sumatorio en valor absoluto de los índices nos indica lo cerca o lejos del equilibrio está el cultivo. Cuanto más cerca esté del 0 más equilibrado está y por lo tanto su productividad será mayor. El elemento cuyo índice sea más negativo suele ser el factor limitante para que la producción del cultivo sea más elevada.
Se han publicado normas DRIS de una gran cantidad de cultivos, entre otros podemos citar el trigo, trébol blanco, cítricos, maíz, patata, caña de azúcar, vid, etc.
En el año 2002 se publicó un artículo llamado: “Informe Dris: Normas para el diagnóstico del análisis foliar del olivo, partiendo de la base de datos de Fertiberia”, cuyos autores fueron J.J. Lucena, S. Ruano, P. García-Serrano, I. Ginés e I. Mariscal. Se trató de una colaboración de la empresa Fertiberia con la Universidad Autónoma de Madrid a través de su Master de Fertilizantes y Medio Ambiente. En el artículo se desarrollaban las normas DRIS (también DOP y CND) para los olivares de las zonas de variedad picual de Jaén (casi toda la provincia), norte de granada y este de la provincia de Córdoba. Contando para ello con la extensa base de datos de analíticas foliares de la empresa Fertiberia.



Anejo al artículo hay una base de datos en formato Excel donde se pueden utilizar las normas introduciendo datos de analíticas foliares. Los resultados de los índices aparecen en DOP, DRIS y CND además de un diagnóstico convencional. Así se pueden comparar los resultados en todos estos métodos de diagnosis.
El enlace para acceder a dicho documento es http://oa.upm.es/1648/
EL INFORME DRIS DE LABISER
Desde Labiser, cuando supimos de este estudio nos pareció una oportunidad magnífica para ofrecer a nuestros clientes una nueva forma de diagnosis foliar que se alejara de la rigidez de los métodos tradicionales, además de que pudiéramos testear durante todo el año (excepto las épocas de estrés hídrico de la planta que coincide con el tiempo de diagnosis tradicional), pudiendo comprobar por ello la eficacia de los tratamientos de fertilización que se realizan.
Partiendo del trabajo realizado en el artículo, añadimos un gran número de analíticas foliares realizadas en nuestro laboratorio y mediante entrevistas a los agricultores para establecer las producciones de los años en los que realizaron las analíticas, se desarrollaron unas normas que difieren algo a las del artículo. Se van añadiendo todos los años nuevas analíticas con lo que vamos enriqueciendo y perfeccionando el método. En el informe de Labiser para facilitar la comprensión se han cambiado los índices positivos y negativos por resultado óptimo o limitante en cada uno de los nutrientes.
Aun así, queremos señalar que lo adecuado es complementar las analíticas foliares con ensayos del suelo (y de agua de riego en su caso) para tener una visión global de la nutrición de nuestro cultivo. La analítica de suelo nos aporta información sobre el sustrato que soporta a la planta, el cual es (o debe ser) su principal aporte de nutrientes por medio de las raíces, además puede influir en el crecimiento de la planta a través de sus características físicas o químicas como la textura, pH o la conductividad eléctrica.