Es un llamado micronutriente, esencial para las plantas, aunque se requiere en pequeñas cantidades. A pesar de ello, dentro de los micronutrientes es el que se necesita en mayor concentración, debido a sus importantes funciones para las plantas.
En la mayoría de los suelos (generalmente en los alcalinos con un pH alto) el hierro suele estar de manera insoluble y por lo tanto no disponible para la planta. Para ello las plantas tienen algunas estrategias que implican un gasto de energía como son acidificar el medio en contacto con las raíces y de esta manera mantener el hierro de forma que pueda ser absorbido; o bien es la excreción desde la raíz de unos compuestos quelatantes para que se unan al hierro y puedan ser absorbidos.
Los problemas de disponibilidad de hierro para las plantas pueden amortiguarse por la presencia de materia orgánica en el suelo. Dicha materia orgánica forma con metales como el zinc, manganeso, cobre o hierro moléculas complejas orgánicas llamadas quelatos. Estas moléculas permiten que el elemento esté a disposición de la planta.
Tiene baja movilidad en la planta, por lo que muchas veces las deficiencias se ven en las hojas jóvenes.

Funciones del hierro en la planta
- Participa en el proceso de síntesis de la clorofila
- En el metabolismo del nitrógeno (reducción de nitratos)
Carencia de hierro en la planta
- Clorosis internerval, más tarde las hojas caen estas clorosis al ser poco móvil el hierro pueden manifestarse en algunas zonas de la planta y no en otras.
- Daños en raíces.
Un exceso de hierro es muy raro y solo se da en suelos ácidos o en casos que se haya abonado de manera excesiva.
Los niveles más adecuados en suelo están entre 300 y 900 mg/Kg de hierro.
En cuanto a la concentración foliar depende de la planta, en olivar el óptimo va de 30 a 160 mg/Kg del peso en seco de la hoja, de 60 a 100 mg/Kg en naranjos, de 91 a 120 mg/Kg en almendros.

Si se ha constatado un déficit de hierro en una analítica de suelo o foliar, debemos corregir esta situación mediante un abonado con fertilizantes que contengan este elemento bien como componente fundamental o bien como elemento secundario o complementario (siempre hierro quelatado), la elección debe basarse en la importancia del déficit observado.
La forma de aplicación y las cantidades deberán establecerse teniendo en cuenta estas analíticas y el tipo de cultivo, de terreno, y el clima de la zona.
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